La miré desde su cautiverio, justo a las 9:11.
Una noche atrás abrí el libro gigante, al que rompí la portada.
Las ideas se vuelven desordenadas, insistentes, impacientes...
Debería ordenarlas antes de que nada tenga sentido.
La mire desde su cautiverio justo a las 9:11...
por la pequeña ventana llena de hollín junto al muro de rocas.
Ella no podía escucharme, pero le envié una nota,
una nota que le declaraba mi amor por enésima vez.
Una noche atrás abrí el libro gigante, al que le rompí la portada,
y mas lejos del centro estaba yo, con mi éxito citado en dos paginas.
Al fin era importante en lo que quería ser importante.
Sus amigas lo lograron, y al final del día ella saltó aquel muro,
me miró y antes de que yo pudiera explicarle nada, ella estaba ahí,
con la ternura desbordada en la mirada, diciéndome "amor".
Sus brazos me rodearon con una calma que ya no recordaba,
*No puedo más*
Juraría que seguía siendo la misma, el tiempo no la había cambiado nada.
Las palabras no sonaron, pero estaban dentro nuestro...
una comunicación única de miradas como siempre;
lo sabíamos y lo sentíamos todo con solo mirarnos.
Antes de poder contarle todo lo bueno que me había pasado,
las voces salieron del viento, y la alarma se encendió...
Les dijeron mi nombre y ellos vinieron. Tuve que esconderme.
Todo termina justo como siempre, cariño.
Volví a querer a la chica cautiva en mis sueños como siempre.

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